Poco se puede construir con la rabia y resentimientos sin límites; prueba de ello, los famosos portonazos llevándose niños, balaceras a plena luz del día.
Dejar encerradas a decenas de personas durante un sismo de proporciones, así como viajar al extranjero para enlodar la imagen del país, y en ambos casos no recibir sanción efectiva, demuestra cuán débil y cooptada está nuestra democracia