El mes de junio, que ya termina, es también fecha de conmemoración del Orgullo, donde se conmemoran los avances y los desafíos pendientes para la comunidad LGBTQIA+. Dentro de estas discusiones, uno de los temas que aún enfrenta prejuicios y desinformación es el acceso a una atención médica respetuosa y especializada para las personas transgénero, particularmente en lo referido a la cirugía de reasignación de sexo.
Aunque no todas las personas trans eligen este camino, para muchas es un paso esencial en su proceso de afirmación de género: “Estas cirugías permiten alinear el cuerpo con la identidad de género y pueden tener un profundo impacto positivo en la salud mental y el bienestar del paciente”, explica el doctor Aníbal Paredes, ginecólogo de Cordillera Interclínica.
Proceso exhaustivo
La cirugía de reasignación de sexo no es única: varía según si la transición es de masculino a femenino (MTF) o de femenino a masculino (FTM). En el caso de las mujeres trans, puede incluir procedimientos como vaginoplastia, aumento mamario y feminización facial.
Para los hombres trans, se realizan cirugías como mastectomía, faloplastia o metoidioplastia, e incluso histerectomía: “Ambos tipos de cirugías buscan reafirmar el género del paciente, pero los procedimientos y técnicas específicas difieren considerablemente”, explica el especialista.
El proceso, subraya, es muy exhaustivo y comienza mucho antes del ingreso al pabellón: “Lo primero es realizar una evaluación psicológica y psiquiátrica integral, fundamental para confirmar que la persona está emocional y mentalmente preparada para el camino que va a emprender”, señala el ginecólogo. Aclara además que esta evaluación no implica la existencia de una enfermedad mental, sino que busca ofrecer contención y asegurar un acompañamiento adecuado.
Estas evaluaciones siguen estándares internacionales como los de la WPATH (Asociación Mundial Profesional para la Salud Transgénero), que también orientan las terapias hormonales y etapas posteriores.
Una vez que el procedimiento ha sido autorizado, las y los pacientes pueden comenzar con la terapia hormonal, siempre bajo control médico. “Como ginecólogo obstetra, muchas veces recibo a las personas cuando ya han iniciado este tratamiento y están en la fase de preparación o planificación quirúrgica”, comenta el doctor Paredes.
De cara al futuro
Las cirugías, como todo procedimiento mayor, conllevan riesgos, por lo que el seguimiento postoperatorio y la educación del paciente son fundamentales. A juicio del especialista, es particularmente desafiante, pero a la vez necesario, “que cada paciente reciba un cuidado personalizado y de alta calidad, respetando sus necesidades individuales y sus procesos únicos”, señala.
También es de suma importancia para el proceso del paciente el acompañamiento emocional, que muchas veces recae en la familia, amistades o grupos de apoyo.
Para finalizar, el especialista de Cordillera Interclínica destaca la relevancia que ha tenido el avance social que ha acompañado a estos procesos en los últimos años: “Ha aumentado la comprensión sobre las necesidades reales de las personas trans, y eso ha hecho que también la medicina se adapte con más formación, protocolos y empatía”.
“El respeto, la escucha y la disponibilidad para acompañar sin juzgar pueden marcar una enorme diferencia en el bienestar de las personas trans durante su transición”, añade el especialista, concluyendo que en el Mes del Orgullo que ya finaliza, este llamado a una salud inclusiva, digna y empática sigue siendo más urgente que nunca.