Innovación social: el rol olvidado del Estado en el sector servicios

Publicado por Equipo GV 3 Min de lectura

Por Rodolfo Lauterbach
Académico investigador Facultad de Ingeniería y Negocios Universidad de Las Américas

En Chile, más del 50% del PIB proviene del sector servicios. Sin embargo, cuando hablamos de innovación, la conversación suele centrarse en tecnología, startups o Silicon Valley. ¿Y la innovación social? Esa que busca resolver problemas reales como la desigualdad, la salud o la educación, sigue siendo una deuda pendiente.

En una reciente investigación publicada por el Polish Journal of Management Studies, analizamos más de 500 empresas chilenas del sector servicios para entender qué tipo de información impulsa la innovación social. El hallazgo fue claro: solo la información proveniente de instituciones públicas de investigación tiene un impacto significativo. Ni los clientes, ni los proveedores, ni los competidores. Solo el conocimiento generado por el Estado.

Este resultado es más que una curiosidad académica. Es una alerta. Si queremos que las empresas chilenas desarrollen soluciones que mejoren la vida de las personas, necesitamos fortalecer los vínculos entre el aparato público y el sector privado. Hoy, esa conexión es débil, especialmente en el mundo de los servicios.

Además, descubrimos que ni el tamaño de la empresa, ni la cantidad de profesionales contratados, influyen en la capacidad de innovar socialmente. Esto significa que incluso las pymes pueden ser protagonistas del cambio, si cuentan con el apoyo y la información adecuada.

En un país con desafíos urgentes como la crisis en salud mental, la inseguridad o la brecha educativa, la innovación social no puede seguir siendo un concepto de nicho. Debe convertirse en una política pública transversal.

A partir de esta investigación, es posible proponer dos acciones concretas: impulsar programas de transferencia de conocimiento desde centros públicos de investigación hacia empresas del sector servicios; y medir y visibilizar el impacto social de las innovaciones, más allá de su rentabilidad económica.

Chile tiene el talento, la infraestructura y la urgencia. Lo que falta es conectar los puntos. La innovación social no es caridad: es desarrollo sostenible con rostro humano.

Comparte este artículo