Loco el papa Francisco… y loco yo

Publicado por Equipo GV 5 Min de lectura

Insólita experiencia del famoso escritor español Javier Cerca se plasma en un nuevo superventas

Por Raúl Gutiérrez V.
Valparaíso, abril de 2025

A pocos días de su aparición en librerías me aboqué a la lectura de “El loco de Dios en el fin del mundo”, la obra más reciente del español JavierCercas. El momento era oportuno porque su protagonista, el papa Francisco, venía saliendo de una larga hospitalización durante la cual había mantenido en vilo a medio mundo, pero al fin parecía estar recuperándose.

Desde las primeras páginas consideré que Cercas había asumido una apuesta temeraria, al poner en riesgo el prestigio que se había labrado con su extensa carrera literaria. El autor de las novelas “Soldados de Salamina” y “Anatomía de un instante”, que llevaron a Mario Vargas Llosa a considerarlo “uno de los mejores escritores actuales de nuestra lengua”, corría el peligro de ser descalificado por parir libro que, aparte de inclasificable, parecía un artefacto propagandístico para blanquear la imagen del máximo jerarca de la Iglesia Católica.  La advertencia previa con la que se abre el libro resultaría entonces dudosa. “Soy ateo. Soy anticlerical. Soy un laicista militante, un racionalista contumaz, un impío riguroso”. 

El libro es una sucesión de sorpresas, de partida por su naturaleza inclasificable. No es novela, ni ensayo, ni extensa crónica periodística; tampoco se trata de una biografía ni de una guía turística sobre un país remoto y misterioso para los occidentales.

La primera sorpresa se la llevó el propio Cercas, quien creyó que le estaban gastando una broma pesada cuando hace un par de años recibió la invitación para incorporarse a la comitiva papal que visitaría Mongolia, país donde viven apenas unos 1.500 católicos. ¿Será posible que los funcionarios del Vaticano ignoren que soy un ateo militante? Terminó de convencerse cuando recibió amplias seguridades de que podría hablar con quien quisiera en el Vaticano y en Mongolia y escribir después lo que le pareciera, con absoluta libertad.

Mientras tanteaba el terreno acumulando documentos y hablando con altos personeros del Vaticano, Cercas empezó a descubrir que algunas de sus opiniones acerca de la Iglesia Católica despedían cierto tufillo a prejuicios. Era la marca que le había dejado la circunstancia de pasar su niñez y adolescencia en un colegio de curas en un país oficialmente católico. 

Al final lo que lo decidió fue una razón muy personal. Declara que se embarcó en el avión papal rumbo a Mongolia para preguntarle a Francisco en nombre de mi madre, tan creyente ella, si es cierto que ella se encontrará con mi padre más allá de la muerte. “¡He aquí un loco sin Dios persiguiendo al loco de Dios hasta el fin del mundo!”

Durante su estancia en Ulan Bator, la capital mongoliana, el escritor no perdió ocasión de hablar con misioneros, religiosas y laicos comprometidos, descubriendo que más interesados que en ganar conversos están animados por el afán de servir.  Al recoger los testimonios a veces ingenuos de sus entrevistados, Cercas se conmueve: “Yo no soy creyente, pero es imposible no admirar a esa gente. Son los auténticos locos de Dios, lo dejan todo para vivir con los más pobres, en los lugares más olvidados”. 

Un testimonio que no anula ni aminora la gravedad de los abusos sexuales perpetrados por innumerables clérigos, pero que ayudan a comprender que esas miserias son propias de la naturaleza humana. Cercas hurga implacable en el pasado remoto y cercano del argentino que llegó al conclave de marzo de 2013 con una frugal maleta y no volvió nunca más a su buenos aires querido. Fluye de este análisis que Bergoglio se fue convirtiendo gradualmente en la  buena persona que el mundo conoció.

A bordo del avión de vuelta a Roma, Cercas obtuvo la entrevista  a solas que le habían prometido con el papa Francisco para recoger la respuesta que aguardaba su madre. 

Devoré las últimas páginas el pasado viernes santo mientras escuchaba la Pasión según Mateo, de Juan Sebastián Bach, a cuya música Cercas atribuye gran número de conversiones. 

Llegué así al final del libro y entonces no pude contener las lágrimas. Estas habrían sido más copiosas, sin duda, si hubiese sabido que el papa Francisco moriría un par de días después.

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