Por Mabel Navarrete Valdebenito
Terapia Ocupacional y académica U.Central
Hace algunos días, la mayoría de los establecimientos educacionales han iniciado su periodo de vacaciones, instancia que marca un cambio significativo en la dinámica familiar. Si bien este receso constituye un espacio de descanso para niños, niñas y adolescentes, al mismo tiempo representa un desafío para madres, padres y cuidadores que deben compatibilizar las responsabilidades laborales con las necesidades de los más pequeños y la organización del hogar.
La ausencia de la estructura que otorga la jornada escolar obliga a las familias a reorganizar el tiempo, definir nuevas rutinas y planificar actividades de cuidado y entretenimiento. En este contexto resulta fundamental equilibrar y orquestar las actividades, la diversión y las responsabilidades, lo que requiere de flexibilidad y planificación. Acá algunas claves.
Ajustar los horarios de la rutina con flexibilidad y límites claros. Aunque es común relajar los horarios durante las vacaciones, es importante que niños, niñas y adolescentes tengan una estructura de sueño y alimentación, en específico en actividades de autocuidado. Se sugiere procurar entre 8 a 10 horas de sueño y mantener horarios regulares de alimentación, sin omitir comidas. Con los y las adolescentes, se propone dialogar sobre la importancia de un buen descanso y establecer acuerdos sobre las horas de dormir y alimentación. Esta estrategia puede ser más efectiva que imponer normas estrictas.
Se recomienda incorporar actividades significativas de interés colectivo, como planificar actividades al aire libre, visitas culturales, juegos de mesa, noche de cine en casa o actividades culinarias en conjunto. Estas experiencias fortalecen los vínculos familiares, favorecen el disfrute y contribuyen al bienestar emocional.
Las vacaciones son una oportunidad para que niñas, niños y adolescentes exploren nuevos intereses e identifiquen o desarrollen nuevas habilidades, como practicar deportes o actividades de interés artístico o tecnológico como realizar podcast o documentales caseros.
Por otro lado, con más tiempo en casa, es una buena oportunidad para reorganizar las tareas del hogar y asignar roles a cada miembro de la familia. Esto estimula la cooperación, el sentido de responsabilidad y de trabajo en equipo. Se sugiere diseñar una rutina, en acuerdo familiar, que sea visible para que niños y niñas puedan chequear lo que deben realizar durante el día. Es importante que esta rutina incluya momentos de descanso, tareas del hogar, actividades de tiempo libre y recreación. Contar con una estructura disminuye la incertidumbre y organiza mejor los tiempos.
Permita que niños y niñas experimenten momentos de aburrimiento, este estado puede dar cabida a la creatividad. Se recomienda estimular que inventen nuevos juegos, que expresen emociones por medio de actividades artísticas o descubran su entorno como exploradores del medio ambiente. Anímelos a planificar y gestionar sus propias actividades de tiempo libre, esto fomentará la autonomía.
Finalmente cabe recordar que no existe una rutina única o ideal. Cada familia debe considerar estas sugerencias en relación con sus tiempos, prioridades, estilos y condiciones particulares. Aun cuando los adultos estén trabajando, es importante resguardar tiempo de calidad y considerar los intereses de los y las niñas para llegar a acuerdos en conjunto.
