Por Dr. Franco Lotito C. – www.aurigaservicios.cl
Conferencista, escritor e investigador (PUC)
Cuando uno observa a ciertas parejas que están discutiendo por: (a) los mismos problemas de siempre, (b) aguantando agresiones, abusos y descalificaciones, (c) aceptando infidelidades, o que están (d) sumergidas en un tipo de dinámica en que la dependencia emocional se hace evidente, muchos piensan que “cómo es posible que puedan continuar estando juntos”, cuando se advierte a simple vista que se están haciendo daño mutuamente. Pues bien, una de las explicaciones, es que estas parejas se atraen, precisamente, porque se conectan por sus aspectos menos sanos, o por sus lados más oscuros y tóxicos, si se quiere.
Uno de los estilos más perjudiciales de relaciones de pareja responde al de los “sujetos dependientes”, donde –por lo menos en apariencia– uno de ellos es más dependiente que el otro, pero, en realidad, son ambos, quienes no pueden dejar la relación. Aunque la conducta de uno de ellos sea agresiva, o el afecto sea escaso y de mala calidad, prefieren quedarse juntos, por cuanto, el hecho de estar solos es peor para ellos que estar en una mala relación y, aunque ambos se quejan, no son capaces de dejarse. En este caso, la base de la patología se relaciona con quién de los dos tiene el poder, quién domina al otro y lo somete. Es así, por ejemplo, que la pareja puede pelearse por el manejo del dinero, por quién decide dónde van a pasar la Navidad y Año Nuevo, por quién de ellos se lleva mejor con los hijos, etc.
Un segundo tipo de relación perjudicial está representado por aquella pareja en la cual “uno de los miembros es un individuo narcisista que requiere de la constante admiración del otro”. Son individuos que suelen relacionarse con personas que se sienten menos que ellos y que los idolatran. Quienes hacen de “admiradores(as)” son capaces de hacer cualquier cosa por su pareja, jamás dudan de su palabra y aunque reciban un pésimo trato, continúan admirando y queriendo a su pareja. Dado el hecho que, generalmente, es el hombre el narcisista, hay mujeres que toleran esta situación porque sus parejas (o maridos) son exitosos, en tanto que hay hombres que toleran este trato, porque creen que “sus mujeres son la envidia de cualquier varón”. En ambos casos, toleran abusos y ofensas, sin dejar de admirar a su pareja.
Un tercer tipo de relación tóxica se caracteriza por el hecho que “uno de los miembros está permanentemente generando inseguridad en el otro”, haciéndole sentir celos y narrándole historias de amores pasados que hacen creer a la pareja que la relación está a punto de terminar por culpa de un amante. Se producen juegos de triángulos en los que la pareja puede enredarse durante mucho tiempo, es decir, ambos se enganchan con la situación y, para efectos de mantener la dinámica, pueden pasar de las meras palabras a la infidelidad concreta, generalmente, con personas del círculo cercano, donde el engaño, muy pronto sale a la luz, con el objetivo de atacar a la pareja.
En este sentido, las personas que están en una relación de pareja, deben tener muy presente que existe aquello que se denomina “perfil de una pareja nociva”, cuyas principales características son las siguientes:
- Uso de descalificaciones: cuando estas personas conversan con sus parejas, tienden a desestimar sus opiniones y vivencias. Descalifican siempre a la pareja, tanto en privado como así también en público, a través de burlas e ironías frente a los amigos y conocidos. Aunque “dicen amar a sus parejas, la conducta es poco coherente y no demuestran lo que aseguran”.
- Abuso del control y de la vigilancia: son sujetos que se aparecen de improviso en el trabajo de la pareja y, una vez allí, no tienen reparo en contestar el teléfono o abrir la correspondencia que está sobre el escritorio de su pareja. Son insistentes en llamar por teléfono para saber qué está haciendo a cada momento, o bien, tienden a controlar sus mensajes y correos electrónicos.
- Imposición de límites y prohibiciones: estos individuos impiden que su pareja se junte con sus amigos y familiares, mostrando molestia y celos acerca del tiempo que pasan con otras personas. Generalmente, le limitan el contacto con su propio círculo de amistades, buscando aislar a la pareja y dejarla con pocas redes sociales.
- El manipulador emocional: estos sujetos aparecen ante los ojos de los demás como personas encantadoras, pero en realidad, lo que hacen es ignorar los sentimientos y emociones de quienes los rodean. Son expertos en mentir y luego negar sus mentiras o las cosas que hacen. Son individuos mezquinos, narcisistas y egocéntricos incapaces de aceptar la responsabilidad sobre sus actos.
Los efectos y consecuencias que tienen estos sujetos sobre sus parejas pueden ser muy dañinos y gravitantes. Revisemos algunas de las consecuencias:
1. Creación de confusión: las personas experimentan confusión, suelen sentirse cansadas, incómodas, deprimidas y comienzan a darse cuenta que han dejado de lado muchas cosas personales vitales e importantes en beneficio de su pareja.
2. Infundir miedo y temor: las personas se sienten permanentemente inseguras, con miedo a decir o hacer algo por temor que el otro se incomode o que eso provoque una discusión con su pareja.
3. Achacar la responsabilidad al otro: una de las partes siente que es ella la que debe hacer todos los cambios para que la relación funcione y prospere. La autoestima de esta persona se ve muy afectada, siendo incapaz de pedir respeto y afecto por parte de su pareja.
Digamos, finalmente, que aunque familiares y amigos le señalen que esa pareja no es para ella o para él, y que no les agrada el sujeto, la persona se siente obligada a defender a la pareja, narrando lo que estima que es positivo en su relación, aunque a menudo lo que hace, realmente, es inventar hechos y situaciones positivas para efectos de justificar su permanencia junto al agresor.