Con alma de madre en la era digital

Publicado por Equipo GV 6 Min de lectura

Por Angélica Molinas
Marketing communications manager para Vertiv LATAM

Cuando pienso en el mundo que le quiero dejar a mi hija, siempre me imagino un entorno lleno de oportunidades para ella; un mundo donde la tecnología siga siendo aliada del ser humano para mejorar el medio ambiente, un lugar donde las mujeres podamos ser exitosas en nuestros roles profesionales y personales, sin miedo a triunfar y a poder hacerlo todo. 

Ser mamá me ha enseñado que la vida se construye a partir de pequeños momentos. Cada segundo es más valioso que el anterior y debemos contribuir a formar personas seguras de sí mismas, que quieran abrazar el cambio sin miedo y con resiliencia suficiente.

Mi hija siempre ha sentido curiosidad por saber a qué me dedico. Con el tiempo, he descubierto que usar ejemplos simples y cotidianos me ayuda a explicarle lo que hacemos en Vertiv. Le he contado que mamá trabaja en una empresa que protege la información y los datos para el futuro. Que cada vez que desliza el dedo para ver sus películas favoritas, está generando datos—datos que nosotros ayudamos a alimentar y enfriar. Quiero que entienda que mi trabajo está profundamente conectado con muchas de las cosas que ocurren a su alrededor. Puede parecer extraordinario, pero forma parte de su vida diaria.

Hace poco, al volver de una de sus clases, me preguntó cómo mi trabajo ayuda a cuidar el planeta. Me lo dijo con toda la urgencia que solo una niña de seis años puede transmitir: que la Tierra está enferma y necesita nuestra ayuda. Le expliqué que justamente por eso me siento orgullosa de trabajar con propósito: desde mi rol en marketing, comunico cómo Vertiv crece de manera innovadora y responsable. Ella es mi primer stakeholder. Es mi responsabilidad explicarle, con palabras sencillas, cómo todos podemos ayudar usando menos agua, consumiendo menos electricidad, y aún así disfrutar de la tecnología que hace nuestras vidas más fáciles.

Ese es su presente. Su futuro traerá innumerables desafíos nuevos y probablemente avanzará a un ritmo mucho más acelerado de lo que hoy podemos imaginar. Siempre le digo que trabajo en una empresa que está anclada en el presente, pero con la mirada puesta en el mañana.

Para cuando ella sea profesional—alrededor del año 2050— según las Naciones Unidas, el 75% de los empleos estarán relacionados con disciplinas STEM. Me encantaría que viera la tecnología como un camino profesional en el que puede crecer, desde distintas perspectivas, aportando al desarrollo y al cambio positivo. Para mí, poder compartir con ella el privilegio de ver la innovación de cerca todos los días es algo tan poderoso como inspirador.

Siempre he pensado que para que existan niños felices, también necesitamos mamás plenas. Mamás que encontremos una red de apoyo en nuestro entorno, llámese pareja, familia, amigos o amigas, compañeros o compañeras. 

Yo he sido muy afortunada de verme rodeada en mi vida profesional por mujeres mamás increíbles. Mujeres que equilibran su crecimiento profesional con su papel de amor y dedicación a sus hijos. No es fácil ser mamá, nunca lo ha sido, pero serlo en un siglo donde todo se transforma tan rápido es en verdad retador. Así como tenemos la gran ventaja de tener acceso a un mundo conectado y lleno de posibilidades en tecnología, también es retador entender que esta debe ser implementada para ayudar a nuestros hijos y no para distraerlos. Debemos proveer el mejor uso de ella bajo nuestro propio ejemplo y testimonio.

En estos tiempos de cambio, quiero compartirles mi política personal; siempre decirle a una mamá que lo está haciendo bien. No existe nada más reconfortante que escuchar que, aunque no es fácil, alguien más te entiende, es empático contigo y no te juzga. Todas tenemos una historia, todas tenemos nuestros propios retos.  Por eso es tan importante la admiración mutua y el reconocernos la una a la otra, de manera que podamos seguir evolucionando como sociedad.

Aunque nadie nos dio un manual para ser madres, la vida se vuelve muy interesante cuando ese hijo o hija se convierte en nuestro mayor maestro. Podemos aplicar esa humanidad a nuestro liderazgo, a nuestro desarrollo, pero sobre todo podemos formar una red de mujeres que se respalden y que busquen apoyarse entre todas. 

Hoy, en este Día de las Madres, felicito a todas las mamás; las que lo son por biología, por adopción, por crianza… A las que entregan lo mejor de ellas para hacer que el mundo crezca con seres humanos mejores, que tendrán un panorama retador, pero que disfrutarán de grandes avances de la humanidad y que en sus manos tendrán la posibilidad de vivir en un entorno más generoso y en un futuro lleno de grandes avances. 

No lo olviden, lo estamos haciendo bien.

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