Por Dr. Claudio Figueroa
Académico Facultad de Ciencia, Universidad San Sebastián
En Chile estamos en peligro. Según datos del Ministerio de Salud, las dosis para vacunar contra la tuberculosis se han agotado, y según estimaciones, cerca de 12.000 niños no estarán inmunizados contra esta patología.
Este hecho muestra el efecto que han tenido las decisiones políticas que han dejado en manos de productores internaciones el proveer de vacunas a nuestro país. Es muy triste saber que Chile tuvo una producción de vacunas que respondió de forma exitosa a problemas presentes en la población, pero que por decisiones de corto plazo se desmanteló la capacidad de producirlas.
Siendo un país que sufre de catástrofes naturales, en donde se necesitan altas dosis de vacunas de diversos tipos, el seguir dependiendo de agentes internacionales que no responden a nuestra realidad local nos deja en una preocupante situación.
Durante el último tiempo ha sido notoria la preocupación de la comunidad científica chilena sobre la falta de visión que el estado tiene sobre el desarrollo científico en el país, en donde áreas como la salud pública también se ve afectada. En el caso de las vacunas son muchas las iniciativas de científicos nacionales que apuntan a resolver temas de salud, pero que no encuentran en el mundo público o privado el interés real para desarrollar y producir.
Tomando en cuenta el estado de globalización que tiene Chile y las circunstancias internacionales que se están desarrollando, es fundamental tener la capacidad de responder de forma efectiva y eficiente ante la aparición de patologías que necesitan de la vacunación para su tratamiento y prevención.
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