• Inicio
  • Editorial
  • Manifiesto
  • Contacto
twitter
WhatApps +56 9 2097 1698 prensa@gvalpo.cl
  • Inicio
  • Opinión
  • Mirada Internacional
  • Sociedad
  • Donaciones & Pagos
  • Tarifas/Promoted Content
DESTACADOS
¿Puede el Estado condonar el crédito CAE?
Conservadurismo, Revolución Francesa y Plebiscito Constitucional de Salida
Sobre la ‘Herstory’ y el lenguaje ‘no binario’
El clivaje del ‘apruebo’ o el ‘rechazo’
La importancia de entidades que conserven la biodiversidad
El ABC de la inflación en Chile
Boric y su complejo momento antes de 100 días
La Educación como fenómeno histórico complejo
La familia: factor determinante en el coeficiente intelectual de un hijo
Megafraude en el “equipo verde”

Réquiem para la Bahía de Quintero

Publicado el 09 Oct 2014
Por : Equipo GV
Comments: 2
Tag: ambiente

Por Pedro Serrano Rodríguezpedro-serrano
Académico Departamento de Arquitectura
Universidad Técnica Federico Santa María

En algún momento, hace un par de años, describimos cómo la zona de Puchuncaví y Ventanas se había convertido en una “zona de sacrificio”, una definición –no admitida en nuestra ley– que busca calificar aquellos territorios donde el abuso ambiental de industrias y prospecciones de todo tipo, convierten un espacio con anterioridad poblado y sano, en una zona con su suelo, su aire y sus aguas, contaminado e insalubre para desarrollar la vida humana, animal y vegetal.

Con sus varias termoeléctricas, sus industrias químicas, su puerto de desembarque de carbón y de petróleo, su terminal de gas natural licuado, su fundición de cobre, todas ellas durante varios años han emitido metales pesados, dióxidos de azufre, desincrustantes y un largo etcétera. Según la historia, el desastre se inició hace unos 50 años. En todo ese tiempo, el Estado de Chile ha logrado establecer una paradigmática zona de sacrificio, paradigmática en términos de ser un ejemplo o modelo de aquello que nunca debió suceder.

Con altos índices de cáncer, los mayores de nuestro país, con episodios repetidos de contaminación del aire con dióxido de azufre, en la trágicamente famosa escuelita de La Greda, la recomendación humanamente aceptable era considerar que dicho territorio no es habitable y no lo sería por muchos años más. Tal grado de contaminación es irreversible en muchas décadas a futuro, aun cuando el proceso se detuviese hoy. Debiera ser un deber moral, cívico, de salud, de derechos humanos, trasladar sus habitantes a lugares equivalentes, indemnizarlos por todas esas muertes y sufrimientos y –honestamente– aceptar que el concentrado desarrollo industrial de esa área, al no tener consideraciones ambientales y humanas profundas en su planificación y desarrollo, ha logrado la creación de una “zona de sacrificio” irremediable.

Sin embargo, lo anterior pasaba en tierra firme, la que rodea lo que conocemos como la bahía de Quintero, otrora fértil en productos del mar, tanto en peces como en moluscos y crustáceos, con praderas marinas de cochayuyo y luche.

Actualmente hay dos antiguas comunidades de pescadores en esa bahía, con zonas de cultivos marinos. Donde antes estaban los changos en sus balsas de cuero de lobo marino, donde abundaban las machas, los locos, las almejas, los congrios, las viejas y los pejeperros. Actualmente, el fondo es un desierto fangoso y estéril y con un mar sobre el que se han derramado aguas servidas, ácido sulfúrico, carbón mineral, aguas de refrigeración de termoeléctricas con toneladas de desincrustantes, aguas además calientes y mortales, cientos de toneladas de día y noche por muchos años y al final, por supuesto, y varias veces, derrames importantes de petróleo crudo cuya infinitésima capa de disolución cubrirá toda la superficie de la bahía.

La bahía de Quintero ya está biológicamente muerta, habrá que aceptarlo; cualquier cosa que se pesque o cultive en el mar –también en tierra–, estará sometida a ambientes tan tóxicos, que si lograsen crecer allí, serían un peligro para los humanos.

Los desincrustantes han matado todos los moluscos, ha habido varazones de sardinas, pobrecitas ellas, que son migratorias y tuvieron la mala suerte de entrar a la bahía; en resumen, los pescadores locales saben perfectamente que su bahía ha sido biológicamente asesinada por nuestro estilo de desarrollo. El progreso ha generado una extensa área de sacrificio y una bahía de inmolación industrial.

Quienes habitan allí y vivían de la agricultura, la pesca o simplemente vivían; debieran emigrar, por salud y protección de sus vidas. Debieran ser compensados por las empresas que han lucrado con el territorio y el Estado que ha permitido el desastre durante 50 años. No se le puede mentir a la gente. La civilización ya los ha expoliado; someter a las futuras generaciones locales a tal grado de toxicidad territorial resulta irresponsable, esto no es alarmismo es una constatación -–si lo quieren– estadística.

Aquí durante muchos años hemos irrespetado los derechos humanos de numerosas familias rurales locales. Por supuesto, nadie se quiere ir de su territorio, donde nació creció y crió a su hijos; es difícil asumir que la situación es peligrosa, que las dosis de contaminantes se adquieren de a poco, que el cáncer se viene arrastrando desde la infancia…

Lo que estoy planteando es que en este caso –como otros en Chile–, estamos ante una responsabilidad país, sectores público y privado incluidos. Que en 50 años son muchos los gobiernos culpables. Pero, que a esta altura de la Historia, el año 2014, habría que admitir que el territorio de Puchuncaví y Ventanas y la bahía de Quintero, son zonas de sacrificio industrial peligrosas para desarrollar la vida humana.

  • google-share
Anterior

El Eterno Intento de Callar a Jorge González

Siguiente

La Historia de Sergio Mancilla Caro, Un Guerrillero Internacionalista Austral

Relacionados

2

Se Acaba el Mundo… (y no es chiste)

Publicado el 29 Sep 2014
, Por Equipo GV

2 Comments

  1. PaolaGat Octubre 9, 2014 at 8:51 pm Reply

    RT @gvalpo: Columna Réquiem para la Bahía de Quintero por Pedro Serrano Rodríguez
    http://t.co/6nll9CrqAd

  2. gvalpo Octubre 10, 2014 at 10:44 pm Reply

    Columna Réquiem para la Bahía de Quintero http://t.co/FmX1m1bOAw

Deje un Comentario Cancelar respuesta

*
*

También le puede interesar

0

Urge una ley de salud mental integral

Por Samuel EricesAcadémico Trabajo Social UCEN Hablar de salud mental hoy es trascender espacios. Es ir más allá de su abordaje o diagnóstico
Publicado el 28 Jul 2022
0

Pedrito y el lobo en la política chilena

Por Luis Jiménez CepedaAcadémico Escuela de Gobierno y Comunicaciones UCEN La famosa fábula “Pedrito y el Lobo”, escrita por el griego Esopo,
Publicado el 20 Jul 2022
0

Conservadurismo, Revolución Francesa y Plebiscito Constitucional de Salida

Dr. Sebastián Rumie Académico Escuela de Gobierno y Comunicaciones UCEN El 4 de septiembre de este año se realizará en Chile el Plebiscito
Publicado el 20 Jul 2022

INFORMACIÓN

Tus aportes de columnas de opinión/Cultura/Comunicados a:

prensa@gvalpo.cl


Aquí envía un mensaje a Granvalparaiso.cl por WhatsApp

ENTREVISTA RAÚL GUTIÉRREZ – FUNDADOR GV

Manifiesto

Manifiesto

Manifiesto Diario Electrónico Gran Valparaíso   La alta concentración en la propiedad de los medios de comunicación en Chile sigue siendo
Publicado el 17 Jun 2014
1999 - 2022 GRANVALPARAISO.CL Arlegui 734 Oficina 131 Piso 13, Viña del Mar, Chile - WhatsApp- +56 9 2097 1698
Granvalparaiso.cl es soportado en Servidores Hn.cl